Sí. Cuando tenía 15 años, mis padres y yo emigramos a Estados Unidos desde Irán. Sin embargo, al cabo de unos meses, mi padre regresó a Irán debido a diversos problemas. En aquel momento, no teníamos suficientes recursos económicos para mudarnos de casa de mi tía, que nos apoyó para venir a Estados Unidos y compartía espacio con otros seis miembros de la familia. Mis padres estuvieron separados durante seis años, y mi madre y yo vivimos en casa de mi tía durante esos años y compartimos un dormitorio. Cuando tenía 20 años, mi madre y yo pudimos mudarnos gracias a una vivienda asequible. Mis padres se reunieron cuando yo tenía 21 años, después de que mi padre sufriera un infarto en Irán, y desde entonces vivo con mis dos padres.
Durante mucho tiempo, mi estrategia de afrontamiento fue ver películas y programas de televisión. Sin embargo, hace poco, esa estrategia ya no me funcionaba y tuve que buscar algo nuevo. No sabía nada de LEGOs hasta que los conocí hace unos tres años y me enamoré de ellos. Me encanta seguir instrucciones y me relaja unir los ladrillos y crear algo nuevo. Otra estrategia que me ayuda a lidiar con el estrés es hacer joyería. Utilizo cuentas de semillas y es muy fácil hacer una pulsera o un collar. Además, mi lugar feliz es un museo de arte y, aunque no es algo que pueda hacer muy a menudo, tengo muchos libros de arte y los miro cuando me siento estresada. Todas estas estrategias me ayudan a distraerme. Sin embargo, cuando me enfrento a situaciones más difíciles, lo que más me ayuda es dormir. Después de dormir unas horas o de dormir bien por la noche, me siento relajada y puedo controlar mejor mis emociones.
Sí, empecé a ir a terapia por primera vez cuando tenía 16 años porque me diagnosticaron depresión. Fui la primera persona de mi familia que iba a terapia, así que no sabía qué esperar. Fue el momento más oscuro de mi vida. Con frecuencia me invadía una tristeza inexplicable, y las cosas que harían felices a la mayoría de los adolescentes —como salir con los amigos o la familia —no me daban alegría. Las interacciones sociales eran agotadoras. Nunca vivía el momento y no podía deshacerme de la profunda tristeza que me invadía. La experiencia con mi primer terapeuta no fue ideal, y entonces no tenía ni idea de que estaba bien cambiar de terapeuta. Pensaba que si necesitaba un nuevo terapeuta, significaba que algo había mal en mí. Después de terminar la terapia, mi depresión mejoró y me convertí en defensora de la salud mental. Decidí volver a terapia cuando tenía 21 años debido a mi lucha contra la ansiedad. También me preocupaban los posibles problemas que podrían surgir después de que mis padres se reunieran tras seis años de separación. Tuve una experiencia mucho mejor con mi segundo terapeuta.
Mi madre ha sido mi mayor apoyo y modelo a seguir. Como creció en un hogar con muchas disfunciones, mi madre siempre hizo todo lo posible por estar presente para mí. Fue la persona que me animó a ir a terapia cuando tenía 16 años, aunque para ella era un concepto nuevo. Además, he podido tener una vida en Estados Unidos gracias al apoyo de mi tía. Mi hermano y mi cuñada también me apoyan mucho, sobre todo cuando decidí cambiar mi carrera de biología a salud pública.
Después de transferirme de community college (Ohlone College), donde estudié biología y desarrollo humano, me gradué en junio de 2023 de Santa Clara University con una licenciatura en salud pública. Realmente disfruto de la salud pública y planeo trabajar en el campo de la salud pública por lo menos unos años. También aspiro a obtener una maestría en salud pública en unos cuantos años.
Por supuesto que sí. Cuando empecé community college inicié con biología con la idea de seguir con medicina u odontología. Sin embargo, estudiar biología no era para mí, y sentía que me estaba poniendo demasiada presión a mí misma. Siempre estaba muy estresada y pensaba que no daría la talla. También me sentía miserable y me di cuenta de que el estrés de mis clases era muy desencadenante para mí. Durante ese tiempo, descubrí la salud pública y me di cuenta de que se ajustaba más a mis valores y fortalezas. Me encanta que la salud pública se centre en la prevención y haga hincapié en la justicia social y la equidad en salud. Como inmigrante, he visto cómo todo lo anterior se pone en práctica. He tenido que superar muchas dificultades, como la barrera del idioma, y eso ha afectado mi salud y la de mi familia. Además, me apasiona la salud mental de los jóvenes y las experiencias adversas en la infancia (ACE, en inglés) por mis vivencias. Cuando me di cuenta de que son temas de salud pública, me entusiasmé y decidí dedicar mi carrera a esta causa. Aspiro a formar parte de políticas y prácticas que mejoren la salud y el bienestar general de nuestras generaciones más jóvenes.
Siempre he sido un libro abierto cuando se trata de hablar de temas de salud mental. Sé que hay mucho estigma en torno a los problemas de salud mental. Últimamente me he dado cuenta de que mis amigos son más abiertos y hablan conmigo de sus problemas de salud mental. Una de mis amigas de high school se puso en contacto conmigo hace poco para ver si seguía en terapia y me dijo que ella había empezado a ir a terapia hace poco y que le había cambiado la vida.
Siempre he estado abierta a hablar de mis propias luchas para crear un espacio seguro e implícitamente insinuar que estoy abierta a tener conversaciones sobre salud mental con cualquiera de mis amigos que se sienta cómodo compartiendo. Creo sinceramente que normalizar el tema de la salud mental crea un entorno de apoyo entre mis amigos. No creo que nadie deba avergonzarse de compartir que tiene problemas de salud mental o que está en terapia. La salud mental debe normalizarse del mismo modo que compartimos abiertamente nuestros problemas de salud física. Otro comportamiento que ayuda a crear un ambiente de apoyo entre mis amigos es preguntarles con regularidad cómo están.
Mis esperanzas y sueños para el futuro giran en torno a convertirme en una profesional de éxito en el campo de la salud pública, con un enfoque especial en influir positivamente en la salud mental de los jóvenes y las experiencias adversas en la infancia (ACE, en inglés). Me apasiona crear conciencia, aplicar intervenciones eficaces y promover un entorno de apoyo para los jóvenes que se enfrentan a desafíos de salud mental o están en proceso de recuperarse de las ACE. Aspiro a contribuir al desarrollo de programas integrales de salud pública que aborden las necesidades específicas de los jóvenes, ayudándoles a superar la adversidad y promoviendo el bienestar mental.