Haz una lista de las personas en tu vida que te hacen sentir bien cuando están cerca y que sacan lo mejor de ti. Pueden ser amigos, familiares, un profesor o entrenador, alguien del trabajo o la escuela, un vecino.
Haz una llamada, envía un mensaje de texto, queda con alguien para ir a comer o salir a caminar. Mantener esas conexiones activas ¡es fundamental!
Si tienes pareja, hazte estas preguntas:
- ¿Me siento apoyado?
- ¿Me siento seguro?
- ¿Puedo ser yo mismo con él o ella?
- ¿Puedo decirle cómo me siento en realidad?
- ¿Tengo el mismo poder que tiene mi pareja en nuestra relación?
- ¿Escuchamos las preocupaciones uno del otro?
- ¿Confío en él o ella?
- ¿Me siento bien conmigo mismo cuando estoy con él o ella?
Responder "no" a cualquiera de estas preguntas puede ser una señal de que no se trata de una relación de apoyo. Piensa en hacer un cambio.
A veces, la mejor manera de sentirse conectado y reducir el estrés es ayudando a otras personas.
Acércate a alguien que conozcas que esté pasando por un mal momento.
Ofrece tu tiempo como voluntario en una organización no lucrativa o en un proyecto de servicio a la comunidad. Conviértete en Big Brother o Big Sister de un niño o niña que necesite en su vida una persona que se interese por ellos.
Tendrás la satisfacción de ayudar y el beneficio de la conexión social.